Más salario y más empleo llevan el monto total pagado en salarios 6% por encima de su nivel prepandemia.
El mercado de trabajo en Uruguay ha mostrado un desempeño positivo en los últimos meses, con la tasa de empleo aumentando 1,5% respecto al año pasado, luego de un período de cierta estabilidad. Al mismo tiempo, el salario real promedio (Índice Medio de Salarios, descontada la inflación) también muestra un persistente aumento luego del ajuste a la baja acordado en tiempos de pandemia y del retroceso que causó el pico de inflación pospandemia. Esto último se dió en prácticamente todos los países, donde hubo caídas del salario real de diversa magnitud. En los primeros 8 meses de este año el salario real promedio se ubicó 1,4% por encima de igual período del año pasado.
En Uruguay el gobierno mantuvo el compromiso -a través de la política salarial y los consejos de salario- de volver el salario real a su nivel previo a la pandemia. El referido pico de inflación en 2022 complicó ese compromiso, pero con la política monetaria contractiva del BCU (que logró bajar drásticamente la inflación) y la definición de ajustes salariales superiores a la inflación, coordinada por el MTSS, el salario comenzó una recuperación en 2023 que continuó este año. De hecho, en promedio el salario real ya está 2,4% por encima de su nivel pre pandemia.
Lo que se destaca de esta dinámica es que, al mismo tiempo que el salario mejora, también sube el empleo. La conjunción (multiplicación) de ambas variables (salario y empleo, ambas con datos del INE) permiten estimar la Masa Salarial, es decir el monto global pagado en salarios en la economía. Al subir simultáneamente sus dos componentes, la Masa Salarial marca un récord histórico de -al menos- 5 décadas: subió casi 3% respecto al año pasado y está 6% por encima de su nivel pre pandemia (gráfica). Este importante avance se logra luego de un período (2015-2019) en que la Masa Salarial estimada se mantuvo estable porque -si bien subía el salario- caía el empleo. Que se haya retomado una dinámica positiva simultánea es un cambio relevante a analizar.
Los factores de incidencia
Varios factores están incidiendo. Por un lado, a pesar de los golpes que ha tenido la economía (pandemia, crisis hídrica, crisis argentina) se han logrado mantener buenos niveles de inversión. Como punto de partida, que el gobierno anterior haya firmado el contrato con UPM para la segunda planta de celulosa le dió una base de empleo importante a la economía para el año siguiente, con las obras directas en el sitio y las asociadas. A eso se suman las medidas de la actual administración para re dinamizar la inversión en vivienda (eliminando topes de precios y otras condiciones que se habían impuesto en la administración anterior); con este escenario, aumentaron sustancialmente los proyectos de vivienda promovida, lo que sostuvo el empleo en la construcción en altos niveles. Esto es relevante, por ser la construcción uno de los sectores de empleo principales.
Asimismo, los cambios legales implementados para garantizar el acceso a los sitios de trabajo y prohibir los piquetes aportaron para un ambiente de trabajo menos conflictivo y -seguramente- alentar nuevas inversiones en diversas áreas de la economía. Este factor -difícil de ponderar pero muy sensible- no se dimensiona solo mirando indicadores de conflictividad, pues ésta variable condiciona la propia realización de inversiones o la continuidad de los negocios. Dicho de otra manera: puede bajar la conflictividad, pero simplemente porque hay menos inversiones o dinámica empresarial. El nuevo marco legal estaría permitiendo una mejor convivencia entre inversiones, empresas y empleo. Para las inversiones también ha sido clave el régimen de promoción de la ley de inversiones, aplicado por su Comisión de Aplicación (Comap) que -entre otros factores- premia específicamente la creación de puestos de trabajo.
Salario real y gasto
También hay que incorporar que el aumento del salario real es un estímulo para que más gente se sume al mercado de trabajo y se genere más empleo; una variable arrastra a la otra. Claro que esto tiene el límite que imponen la productividad y la competitividad. En este sentido -sin embargo- si bien son notorios los problemas de competitividad de la economía, el empleo se ha mantenido y crecido. Esto podría explicarse por diversos factores. Por un lado, hay una interesante expansión en los negocios de tecnologías de la información, varios con perfil exportador, que implican miles de empleos, muchos de ellos con muy buenas retribuciones. Es un sector en el que Uruguay logra buenos niveles de competitividad (siempre dinámica) y -en la consideración general del mercado de trabajo- “sustituye” empleos menos productivos que se pierden. La revolución de las tecnologías de la información, además, no solo hay que considerarla desde un punto de vista “sectorial”, sino que incide horizontalmente en casi todos los sectores de actividad (finanzas, industria, comercio).
Por otra parte, no hay que olvidar que el gasto estatal se ha expandido; eso estimula el mercado de trabajo -directa o indirectamente- , al menos en el corto plazo. De hecho, la política salarial que apuntó a recuperar el salario real y llevarlo por encima de los niveles pre pandemia, hace que el gasto estatal suba, pues la mayor parte del gasto del Estado son salarios y retribuciones. Esto enciende una luz de alerta que hay que cuidar: Uruguay tiene grado inversor y estabilidad financiera, pero un deterioro agregado del escenario fiscal (el déficit está en 4,4% del PIB) puede hacernos retroceder en este plano.
De todas formas, el escenario del empleo y el salario se muestra dinámico como nunca en las últimas décadas, llevando la Masa Salarial a un nuevo récord. Y, por si fuera poco, se da con una baja importante en la informalidad, que pasó de un eje de 24% en los años pre pandemia, a ubicarse en torno a 21-22% en la actualidad. Es una mejora que debe continuar (cabe consignar que el Índice Medio de Salarios que elabora el INE y tomamos para estimar la Masa Salarial, registra la evolución de los salarios formales).
Para que esta situación positiva se mantenga hay que persistir en abrir espacio a la productividad del trabajo y mejorar la competitividad. En ese camino, hoy un punto clave es evitar que se apruebe el plebiscito que propone reformar la Constitución en parámetros y régimen de seguridad social. De aprobarse, con seguridad implicará más informalidad, menos empleo y menos salario.