Con un dólar «planchado», ¿se puede revertir el atraso cambiario durante 2024?

La política monetaria, las inversiones, las exportaciones y el escenario económico internacional son factores que incidirán en el tipo de cambio.

El dólar se mantiene en lo que va de 2024 con una cotización “planchada” en el mercado cambiario local e incluso acumulando movimientos a la baja en las últimas jornadas, que hacen presagiar la posibilidad de que el valor del billete no alcance las expectativas del mercado y que tampoco sea este año la corrección del atraso cambiario.

En este escenario, toma un rol preponderante la política monetaria que decida el Banco Central del Uruguay (BCU), que viene de pausar el ciclo bajista de la TPM, pero también otras cuestiones como el nivel de Inversión Extranjera Directa (IED) y las exportaciones.

Otro aspecto a seguir será el escenario regional y principalmente la situación a nivel mundial, con una Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos que podría comenzar a recortar la tasa de interés, generando un impacto global en la divisa.

Las razones para un dólar “planchado”

El investigador senior del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), Adrián Fernández que, debido al sistema de flotación libre, “la fuerza principal que influye en la oferta y la demanda de divisas radica en el incentivo a mantener activos en pesos debido a la diferencia de tasas de interés”, apuntando a la política monetaria del BCU y la de la Fed.

Al respecto, evaluó que “la política contractiva que lleva adelante el BCU está influyendo en forma decisiva” y agregó que “probablemente un efecto con menor incidencia tenga que ver con los flujos de cuenta corriente”.

En tanto, Deborah Eilender, investigadora en el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), señaló a este medio que “el dólar se mantiene muy estable en un nivel bajo por las buenas razones”, al destacar que “hubo un ingreso de divisas genuino y masivo”.

Eilender destacó que “la Inversión Extranjera Directa (IED) alcanzó el valor más alto en la última década” y destacó el ingreso de dólares por la firma del convenio con HIF Global para la construcción de una planta de hidrógeno verde en Paysandú.

A eso le sumó que “hubo exportaciones por 11 mil millones de dólares”, mientras destacó las colocaciones de servicios y el turismo receptivo. En cuanto a la política monetaria, resaltó la baja de 250 puntos básicos de la TPM en 2023 y sostuvo que las decisiones del Copom “pueden tener efecto en el tipo de cambio nominal, pero no el tipo de cambio real de largo plazo, que depende puramente de los fundamentos de la economía y a su vez no es sinónimo de competitividad”.

¿Es posible una corrección del atraso cambiario en 2024?

Por su parte, el economista de CPA Ferrere, Giuliano Cantisani, se hizo eco de las últimas estimaciones del BCU y, con relación al atraso cambiario, aseguró que “el tipo de cambio real se encuentra aproximadamente 16% por debajo del nivel que sugieren sus fundamentos”. Sin embargo, anticipó: “No se espera una corrección significativa este año. El escenario base es de una leve depreciación para 2024”.

En la misma línea, Fernández vaticinó: “En Cinve somos escépticos, fundamentalmente por la política monetaria. El BCU decidió mantener la TPM en 9% e indicaría que se detuvo la trayectoria a la baja”.

El economista cuestionó que “no se ve claridad en la política monetaria” y aventuró: “Nuestras proyecciones arrojan un incremento de la inflación interanual en los próximos meses, por lo que resultaría difícil para el BCU justificar nuevas bajas de la tasa de interés”.

“En este contexto se mantiene el incentivo desde la política monetaria para valores a la baja, o al menos estables, del tipo de cambio en Uruguay. Lo que también dependerá de los movimientos en las tasas en dólares”, argumentó.

Las decisiones de la Fed cobran especial relevancia

Ante la consulta por los eventuales movimientos de la tasa de interés por parte de la Fed, Fernández manifestó que “pueden ser importantes” para el valor del dólar en el mercado local y apuntó: “Lo que importa es el diferencial de tasas entre activos de riesgo similar (excepto el cambiario). Pero no parece probable que la Fed aumente sus tasas”.

“De hecho, es más probable que en los próximos meses comiencen a bajar. Ante el ‘repunte’ reciente de la inflación en EE.UU., la Fed no comenzaría su recorte de tasas sino hasta mayo y eso sólo si se observa una mayor convergencia a sus objetivos de inflación”, vaticinó.

A su turno, Eilender consideró que el ciclo de tasas de la Fed “se espera que sea menos restrictivo, con entre 4 y 6 bajas para 2024”. “Así, se esperaría que el dólar se mantenga en niveles similares, aunque puede presentar ciertas volatilidades”, precisó.

Si bien no lo ve como un escenario probable, Cantisani advirtió que “una política monetaria eventualmente más expansiva por parte de la Fed, podrían implicar presiones de apreciación, al igual que una eventual consolidación de la caída de la inflación o el saldo externo superavitario”.

A su vez, reconoció que “existen algunos factores que podrían propiciar una mayor depreciación, como una escalada de los conflictos geopolíticos a nivel internacional, una profundización de la caída de los precios de los commodities de exportación y una reducción de tasas por parte del BCU más rápida e intensa de lo previsto”.

La incidencia del año electoral y el escenario regional e internacional

Un factor adicional para este 2024 es que es un año electoral,tanto en Uruguay como en Estados Unidos. Para Eilender, esa situación “puede tener ciertos efectos dependiendo el resultado”.

A su vez, Fernández admitió que pensaba que “la presión de distintos agentes económicos (exportadores, principalmente) y políticos podían incidir en el BCU para el mantenimiento de una trayectoria declinante en las tasas de interés”, pero contrapuso esa expectativa con el resultado del último Copom, que “abre un compás de espera sobre juicios de la ‘incidencia’ de las presiones políticas.

En tanto, el economista del Cinve precisó que “es posible percibir una tendencia a la revaluación del dólar frente a otras monedas” y admitió que “un dólar fuerte podría incidir en una mayor devaluación del peso uruguayo”, pero advirtió: “No apostaría significativamente en ello. La experiencia de 2022 y parte de 2023 es que el peso uruguayo se revaluó frente al dólar, pese a que la moneda estadounidense se fortalecía a nivel internacional”.

A eso, la investigadora del CED agregó la situación en Argentina. “Se está encareciendo muy rápidamente y la brecha de precios se va achicando, por lo cual el turismo de consumo, que fue de más de 1.000 millones de dólares en 2023, no debería repetirse o sería en mucho menor medida, con divisas que no estarían saliendo de nuestro país”, destacó.