«Uruguay debe eliminar el déficit fiscal, como se propone Argentina», advirtió Diego O’Neill

El presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales del Uruguay (CCE) opinó sobre el rumbo de la economía y la campaña para las elecciones 2024.

  • El déficit fiscal de diciembre fue de 3,2%
  • «Hay medidas que tomó Milei que podrían replicarse en Uruguay», afirmó Facundo Márquez
El presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales del Uruguay, Diego ONeill, llamó a eliminar el déficit fiscal.
El presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales del Uruguay, Diego O’Neill, llamó a «eliminar el déficit fiscal».

El presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales (CCE) Diego O’Neill, en un diálogo donde se abordó la agenda que pretende incorporar el sector empresarial a los debates del año electoral, pero también aportó su mirada sobre la nueva agenda que ha impuesto el gobierno argentino de Javier Milei y su impacto en Uruguay, entre otros temas.

-Este es un año clave y de definiciones para Uruguay… ¿Qué mirada a mediano plazo tiene el sector empresarial? ¿Hay una estrategia para incidir en el debate electoral?

-Sí, nosotros tenemos dos cosas bien importantes. Una es un documento que seguramente se llamará Agenda para la competitividad, que esperamos estar presentando sobre finales de mayo y donde planteamos a todo el sistema político y a los diferentes candidatos los temas que nosotros entendemos que hay que impulsar en lo que viene por delante, en el próximo quinquenio. Además, tenemos expectativas de volver a hacer, como hicimos en 2019, un evento con los que queden finalmente como candidatos después de las internas, a donde los invitaremos para que todos los candidatos también puedan presentar sus propuestas desde las preguntas que la Confederación les plantea. Es un año bien importante donde queremos tener una incidencia fuerte desde el sector empresarial.

-¿Qué cree que está en juego? ¿Qué debates centrales debe dar el Uruguay en este año?

-Hay un tema que siempre está sobre la mesa y es lo que tiene que ver con la política económica. Este gobierno ha sido razonablemente exitoso en la reducción del déficit fiscal hasta ahora, veremos cómo termina el quinquenio. Pero ahí creemos que es un tema bien importante cuando vemos que en la Argentina se está planteando tener déficit fiscal cero. ¿Por qué no en Uruguay ir por ese camino también? En vez de reducirlo, planteamos una reducción hasta no tener déficit fiscal, es decir, una reducción del gasto público, una mayor eficiencia también en el Estado y eso nos parece que es un tema bien importante.

El tema del comercio exterior y de la inserción internacional es un tema clave también porque la discusión en el fondo es de cómo recuperamos la soberanía. Porque hoy no podemos avanzar en acuerdos de comercio con China o con otros países, porque el Mercosur funciona como un corsé, pero tampoco logra, por ejemplo, un cierre desde el acuerdo con la Unión Europea. Entonces nos parece que hay un tema bien importante para un país con una economía de nuestro tamaño, donde aumentar el comercio exterior, aumentar la institución internacional, es absolutamente fundamental.

Después hay otro tema, el de la educación. En una mirada de futuro, es muy importante también desde el sector privado plantearnos algo más profesionalizado, más innovador, en contacto con la academia, con el sector de los investigadores. No sólo plantear desafíos para el Estado, sino también para nosotros mismos, nos parece que eso es un cambio. Hay al menos dos consultas populares centrales para las que se están juntando firmas. Una tiene que ver con la reforma de la seguridad social y la otra es la que tiene que ver con las deudas de las personas físicas.

«El camino no es el plebiscito»

-¿Cuál es su opinión sobre esas iniciativas?

-Nosotros estuvimos impulsando la reforma de la seguridad social que se llevó adelante, participamos de la comisión de expertos y después en líneas generales apoyamos la ley que se termina aprobando. Más allá de detalles o de puntos particulares de la redacción, la apoyamos en términos generales. Entendemos que esta iniciativa es muy mala, porque es ir para atrás en el tiempo, porque afecta a los ahorros personales de los trabajadores, porque compromete la estabilidad financiera y porque también nos parece que restaría recursos para otras cosas que Uruguay tiene que utilizar, como es el tema de la primera infancia, donde tenemos un desafío muy grande. Entonces estamos absolutamente en desacuerdo con esa iniciativa. Y nos parece que la que se está impulsando desde Cabildo Abierto por el tema de la deuda, tampoco es propicia para una reforma constitucional, que es un tema que debería procesarse a nivel legislativo. Entonces tampoco estamos de acuerdo.

-¿Cree que van a aparecer propuestas de este tipo, donde tal vez la política busca congraciarse con la gente sin tener en cuenta el contexto del país?

-Siempre es un riesgo y es probable que detrás de alguna de estas iniciativas pueda haber algo de eso. Por eso nos parece que el camino no es el plebiscito, que el camino es la vía legislativa. Y si se juntan las mayorías, se juntan las mayorías. De hecho, en este período hubo, por ejemplo, una ley respecto a las deudas hipotecarias. Puedo estar de acuerdo o no, pero en definitiva es una ley que salió aprobada, así que ese es el camino y no el camino de los plebiscitos.

Diego O'Neill, presidente de la Confederación de Cámaras Empresarias (CEE) de Uruguay y de la Cámara de la Construcción (CCU).

Diego O’Neill, presidente de la Confederación de Cámaras Empresarias (CEE) de Uruguay y de la Cámara de la Construcción (CCU).

El cambio de rumbo en Argentina

-Durante los últimos meses, el gran problema con Argentina era la competitividad y los cruces por la diferencia de precios. ¿Ha habido cambios en ese sentido?

-Sí, eso se viene mejorando y probablemente con la medida que tomó el gobierno argentino, con la devaluación que hizo ni bien asumió y la inflación, hay una tendencia de ir equiparando los precios. Todavía hay diferencias, pero no de los niveles que teníamos hasta antes de la asunción de este gobierno. Es un tema que creemos que a lo largo del año se va a ir solucionando, equiparando fundamentalmente. En ese sentido, creo que ya viene reduciéndose la brecha y que se va a ir corrigiendo más a lo largo de los próximos meses.

-¿Qué opina de las deudas con los exportadores? ¿Hay señales de corrección?

-Sí, ahí hubo cambios que introdujo esta administración, pero todavía hay dificultad para el cobro de las deudas. Es un tema que hay que seguir trabajando para lograr normalizarlo. Lo que sigue ahí es una buena disposición del gobierno argentino, que ha habido por ejemplo en el tema del dragado a 14 metros del canal de acceso al Puerto de Montevideo. Así como ahí se dio esa señal, creo que también en esto de ir normalizando el flujo de las exportaciones, el cobro de las deudas, somos optimistas también.

-¿Cree que hay algunas cuestiones del modelo que propone Javier Milei que podrían ser aplicadas en Uruguay?

-Creo que la iniciativa de plantearse no tener un déficit fiscal y equilibrar el déficit es una medida que perfectamente podríamos adoptar en Uruguay. Es decir, nos hemos acostumbrado a vivir con el déficit fiscal a veces más alto, ha llegado a estar en torno al 5%, ahora está en 3 y poco. Está después la discusión de si es un déficit común o es un déficit estructural, pero digamos, apuntar a un déficit fiscal cero, creo que sería una cosa buena. En el sector empresarial lo vemos con muy buenos ojos. Es decir, el déficit fiscal, en definitiva, tiene impacto en la competitividad, entonces, indudablemente, ese es un aspecto que sería bueno incorporar en la política uruguaya.

-¿Y qué hay que hacer para eso? ¿Ir hacia un modelo basado en el libre mercado?

-Desde la Confederación hace tiempo que insistimos en la necesidad de reducir el peso del Estado. Que la reforma del Estado sea la madre de todas las reformas. Pero en las cuatro administraciones que van pasando ha habido muy pocos avances. En la última rendición de cuentas se aprobó la reforma a la carrera funcional, pero no se implementó. Quedó aprobada para que un futuro gobierno la tome. Además de eso, hay que desburocratizar, desregular, digitalizar todo lo que se pueda a nivel de la gestión del Estado. También el síntoma de que tenemos en 2023 prácticamente la misma cantidad de funcionarios públicos que teníamos en 2019. Es una señal de que tampoco hay una reducción en ese sentido. Entonces, creemos que hay que bajar el peso del Estado, hay que reducir el gasto y eso terminaría permitiendo una reducción del déficit.

Su mirada sobre la campaña para las elecciones 2024

-Se instaló en la campaña electoral la discusión sobre si un cambio de signo en el gobierno implica darle más poder a los sindicatos. ¿Puede pasar algo así?

-No. A ver, los gobiernos pasan, el sector empresarial queda. Hay que trabajar con el gobierno que toque. Ya lo hemos hecho en los 15 años de gobierno del Frente Amplio y ahora en esta administración de la nueva Coalición Republicana. Así que digo, en función de quién gane las elecciones, será con quien tengamos que trabajar. Y después se encuentran coincidencias mayores o menores con las administraciones, pero son las reglas del juego político.

-¿Cree que hay como un apuro en el sistema político por la campaña?

-La campaña ya está lanzada. En diciembre advertíamos que no era bueno adelantar los tiempos y que quedaba mucho todavía de esta administración. De hecho, queda un año y nos parece que es un tiempo muy importante que, más allá de los tiempos electorales, es un año de gestión donde hay muchas cosas que todavía se pueden hacer. También advertíamos que nos preocupaba en aquel entonces el tono de la campaña y que era otra cosa que había que cuidar. Eso vale la pena reiterarlo, en el sentido de exhortar a hacer propuestas, a tener discusiones de nivel y no a caer en agresiones o en descalificaciones de los adversarios, porque nos parece que deteriora el clima de convivencia democrática.

-¿Existe un riesgo con las noticias falsas y las campañas extremadamente polarizadas?

-Creo que es bueno hacer un llamado a mantenerse dentro de un nivel, de una altura, digamos política, que ha sido más bien tradición en Uruguay. Indudablemente, siempre son momentos donde se tensan las discusiones, pero nos parece que es importante cuidar la forma, cuidar el tono y sobre todo pensar en que el país necesita para salir adelante.