Los principales sectores económicos tienen diversas propuestas para abaratar costos productivos.
Bajar los altos costos que existen en Uruguay para mejorar la competitividad es un tema ya instalado en el debate público, con reclamos que surgen desde diversos sectores productivos y propuestas que contemplan desde una apreciación del dólar, hasta la reducción del gasto público y la desburocratización del Estado.
A la hora de avanzar con correcciones, la primera en agenda parece ser la del atraso cambiario. Uno de los sectores más afectados por la situación es el agro y desde allí el presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Patricio Cortabarría, recordó que “hasta el Banco Central del Uruguay (BCU) reconoce que el valor del dólar tiene un desvío del 15% con respecto a sus fundamentos”.
“Es uno de los costos más importantes que tiene el Uruguay y afecta sobre todo a la producción ganadera, que vende en dólares y compra en pesos. Si medís ese retraso, te genera que precisás más kilos de novillo para pagar el mismo insumo que hace dos años o para pagarle a la misma persona que tenías trabajando en el campo”, graficó Cortabarría.
¿Cómo se puede corregir el atraso cambiario?
Para el referente de la ARU, la apreciación del tipo de cambio no debe ser mediante la intervención del BCU. “En otros gobiernos se operó para bajar el tipo de cambio y fue negativo. Entendemos que hay que reducir el déficit fiscal como solución verdadera”, planteó.
Cortabarría recordó que las sucesivas administraciones tuvieron déficit fiscal y le puso un número a la situación actual: “Hoy hablamos de unos 2.500 millones de dólares que el gobierno gasta más de lo que ingresa y eso se financia a través de deuda, que se toma en dólares en el mercado internacional, entra al país y se cambia a pesos para pagar costos como sueldos, jubilaciones y empleo público”.
Por todo esto, propuso “bajar el gasto público o aumentar el PIB sin aumentar el gasto” y comparó: “Hoy estamos en negativo. O mejoramos las entradas o mejoramos las salidas porque si no se afecta a la rentabilidad de las empresas y la capacidad de inversión, porque un negocio que no es rentable deja de ser negocio”.
En el mismo sentido se pronunció María Laura Rodríguez, responsable de Asesoría Económica de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU), quien advirtió que “en 2022 se vio un desfasaje importante cuando el dólar cayó, en otros países aumentó y desde entonces se generó una brecha que no se pudo recuperar”.
“Eso afecta al exportador porque recibe menos pesos por cada dólar que exporta y esos pesos que usa para pagar salarios, tarifas o impuestos le rinden menos. Y Uruguay es un país tomador de precios internacionales, no es algo que se pueda trasladar al cliente. Entonces, genera un problema de rentabilidad”, apuntó Rodríguez.
Por eso, planteó que se deben “evitar estos desfasajes con respecto a cómo evoluciona la moneda en el mundo” y consideró que eso ocurre porque “Uruguay tiene un mercado cambiario muy chiquito donde algún jugador se mueve y distorsiona, por lo que es bueno que las autoridades del BCU estén atentas a ese tipo de situaciones que nos desvíen de un tipo de cambio real de equilibrio”.
Inserción internacional, logística y reformas
De todos modos, Rodríguez advirtió que “la competitividad no es sólo dólar”, al remarcar otros factores importantes como “el acceso a más mercados y acuerdos comerciales para pagar menos aranceles, así como algunos costos internos que habría que mejorar”.
Para la responsable de asesoría económica de la UEU, “por el lado de acceso a mercados, hay que seguir trabajando en los acuerdos pendientes como el del Mercosur y la Unión Europea” y, si bien admitió que el bloque regional “es súper relevante” para el sector, se mostró a favor de evaluar posibilidades de flexibilización “en el caso de que el Mercosur no avance a la velocidad que necesitamos”.
Con respecto a los costos internos, llamó a “hacer algunas reformas micro a nivel regulatorio, ya que hay mercados en los que falta fomentar más la competencia interna, con presencia de monopolios u oligopolios que generan extorsiones y sobrecostos”, así como planteó “mejorar la eficiencia del gasto público”.
Finalmente, se refirió a la logística, que “tiene una incidencia importante en los costos de los exportadores” y se mostró expectante respecto al dragado a 14 metros del Puerto de Montevideo al considerar que espera “que se refleje en los costos que paga un exportador a la hora de mover un contenedor”.
Bajar el nivel de burocracia y eliminar trabas
La asesora económica en la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (CNCS), Ana Laura Fernández, puso el foco en la cantidad de controles aduaneros, pero principalmente en “lograr un entorno de negocios más eficiente”, para lo cual consideró fundamental simplificar algunos trámites y avanzar en la desburocratización.
“Avanzar para ser más competitivos, excede la variable del tipo de cambio. En ese aspecto, Uruguay viene recorriendo un camino bastante sólido, pero en la microeconomía, el funcionamiento interno de los mercados y empresas, ahí entendemos que hay espacio para trabajar”, sostuvo Fernández.
Al ser consultada por la libre importación, indicó que la CNCS está en contra de medidas proteccionistas. “No es el camino por el que Uruguay debe ir, sino que hay que eliminar esos cierres de mercado o esas medidas que traban la entrada y salida de bienes. Sabemos que hay costos políticos y se debe poner en la balanza a determinados sectores, pero vamos en pos de lograr esa apertura».
“Muchas de nuestras empresas son importadoras, comercian en el mercado local y tienen exigencias con controles en el ingreso a la mercadería. Algunas tienen justificaciones de salud, medio ambiente o eficiencia energética, pero otras son de hace mucho tiempo y tienen un componente proteccionista que nos interesa atacar”, resaltó la experta de la Cámara de Comercio y precisó que “los trámites varían de acuerdo al sector”, tras lo cual graficó: “En vestimenta y calzado, hay licencias automáticas de importación y una asimetría en el adelanto de IRAE en las importaciones”.
En el sector de cosmética, se refirió a algunas certificaciones, como la emisión de certificados negativos. “Hay un determinado producto que no entraría en lo que refiere el control o la norma y hay que sacar un certificado negativo, pero pedimos extender las vigencias porque son empresas que exportan e importan siempre”.
Finalmente, en cuestiones de eficiencia energética, lamentó que “hay problemas con la normativa Mercosur que se exige en Uruguay, que en muchos casos difiere con la de la Unión Europea” y agregó: “Entran productos validados por la UE, pero la norma regional es diferente y a veces tarda un tiempo que excede a los tiempos comerciales”.
“Tenemos debilidades e intentamos trabajar desde un aporte constructivo, no echándole toda la culpa al sector público sino colaborando desde el sector privado. Cuando uno ve los resultados, quizás son magros por ahora. Pero en materia de conciencia, hemos logrado que el tema hoy esté definitivamente sobre la mesa”, valoró Fernández.